¡Aprende a poner en PRÁCTICA lo que necesitas para cambiar tus finanzas personales!
Muchos de los problemas que tenemos en la vida como problemas de salud, financieros o de relación se debe a que hay una gran brecha entre lo que sabemos debemos hacer y lo que finalmente acabamos haciendo y no siempre la falta de conocimiento es la causa.
Por ejemplo, Para todos es claro que si tenemos una dieta poco saludable, inactividad, sobrepeso y además fumamos, corremos un alto riesgo de contraer una enfermedad cardiaca, pero aún así, según la OMS para el año 2015, la principal causa de muerte en el mundo seguía siendo la enfermedad cardiaca, cobrando 8,76MM de vidas cada año.
Otro ejemplo de esta realidad, es la que reveló un reciente estudio del Banco de desarrollo de america latina, quien realiza anualmente la encuesta CAF, una encuesta dirigida a individuos en hogares desde el año 2008 en las principales ciudades de América Latina.
En el más reciente estudio, se reveló que en países como Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú más del 60% de los encuestados se identifica con tener metas financieras a largo plazo y esforzarse por alcanzarlas, pero cuando se les pregunto a estos mismos individuos si ahorraban, una gran proporción de los encuestados confeso que no lo hacían.
Esto demuestra que entre el dicho al hecho hay mucho trecho. No hay coherencia entre lo que decimos y lo que terminamos haciendo. La pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Por qué nos cuesta tanto poner en práctica lo que sabemos debemos hacer? Veamos algunas respuestas:
¿Porque nos cuesta tanto poner en práctica lo que ya sabemos?
Primero, porque según algunas teorías científicas, a la hora de actuar y tomar decisiones tendemos a usar el llamado cerebro reptil, ubicado en la parte más interna del cerebro, el cual controla funciones vitales como la respiración, el ritmo cardíaco, la presión arterial, así como el instinto de supervivencia.
Según esta teoría, una buena parte de nuestras decisiones las tomamos influidos por esta parte de nuestro cerebro poco o nada racional, llevándonos a tomar decisiones equivocadas y/o nos lleven a gastar menos energía, es decir conducirnos por el camino del menor esfuerzo.
Ejemplo de ello es cuando intentamos bajar de peso. Sabemos que una dieta alta en frutas, verduras y proteínas y baja en carbohidratos y azúcares nos lleva a tener una vida saludable y a bajar de peso. El problema es que cuando nos sometemos a un programa de estos, dicha parte de nuestro cerebro al detectar una baja en el consumo de por ejemplo carbohidratos, empieza a pedirnos altas dosis de dichos alimentos, caracterizados por proporcionar altos niveles de energía, que en condiciones extremas son necesarios para la supervivencia, lo cual nos lleva a ceder, volviendo a consumir esos tan anhelados pasteles, pizzas y demás carbohidratos arruinando finalmente nuestra dieta.
De igual manera, esta parte de nuestro cerebro podría llevarnos también por el camino del menor esfuerzo, cuando usamos el crédito para suplir una necesidad o deseo inmediato, aun siendo conscientes de los altos intereses que pagamos cuando nos endeudamos.
Esto quiere decir que esta parte instintiva de nuestro cerebro puede llevarnos a tomar decisiones poco racionales, como lo acabamos de ver en estos dos ejemplos alejándonos de actuar en concordancia con lo que sabemos debemos hacer.
La segunda causa por la cual nos cuesta poner por obra las cosas que debemos hacer es la procastinación: consistente en el hábito de retrasar actividades o situaciones que son importantes realizar hoy, sustituyéndolas por otras actividades menos relevantes o más agradables. ¿Te ha pasado?
En línea con el punto anterior, Tendemos a posponer lo que tenemos que hacer hoy cuando se requiere de nuestra parte hacer algún tipo de esfuerzo, que nos pueda causar algún tipo de dolor o incomodidad. Nuestro cerebro siempre nos va sugerir ahorrar energía en cualquier cosa que hagamos, En especial cuando tenemos que hacer un sacrificio hoy para recibir un beneficio en el futuro.
Por ejemplo: sabemos que si hacemos ejercicio obtendremos el cuerpo que queremos; Pero cuando tenemos que sacar el tiempo, madrugar, preparar las cosas para ir al gimnasio, salir, llegar al gimnasio, cambiarnos, empezar la actividad física y soportar los dolores que en un comienzo da hacer ejercicio, al final preferimos quedarnos en cama o nos prometernos comenzar el próximo año un programa ese entrenamiento.
De otra parte, y hablando más concretamente de nuestras finanzas, la gran mayoría de las personas con las que hablo a diario están de acuerdo con que ahorrar es muy importante para su vida financiera. Pero en la práctica, una buena parte de estos individuos no están dispuestos a sacrificar el dinero que pueden disfrutan hoy, en lugar de ahorrar para una meta futura.
Ejemplo de ello es ahorrar para el retiro. Somos conscientes que algún día envejeceremos y que no tendremos la misma capacidad física e intelectual que poseemos hoy y por dicha razón se hace necesario acumular un capital que garantice nuestra estabilidad financiera en esos años. Pero aun a sabiendas de esta realidad, la gran mayoría de la gente posterga el ahorrar para este objetivo, porque aunque saben que es importante hacerlo, ven su retiro muy lejos o irracionalmente piensan que siempre serán jóvenes y vigorosos.
Quiero contarte que hace mucho tiempo visité al director comercial de un importante concesionario de vehículos importados quien tenía un salario bastante alto.
Recuerdo que hablamos de la importancia de ahorrar para su retiro, pero con amabilidad me dijo que tenía un nivel de vida al que ya se había acostumbrado y que por ahora no le interesaba ahorrar.
Pasaron algunos años y recibí una visita inesperada de este hombre a mi oficina, quien con rostro desencajado me informó que había perdido su trabajo y que se arrepentía de no haberme hecho caso en su momento, pues ya se encontraba cerca de la edad de su retiro y nunca había ahorrado nada para ese momento.
Otro ejemplo de esto es que tendemos a postergar hacer un presupuesto o poner orden a nuestras finanzas porque ello demandará un esfuerzo de nuestra parte, como tener una conversación de finanzas difícil con nuestro conyugue, hacer una lista de nuestros gastos, sobretodo privarnos temporalmente de cosas que nos gusta comprar o hacer, cortar con el crédito y en general tomar decisiones y dejar hábitos que en un comienzo serán muy incómodos.
Recuerdo visitar a una pareja muy cercana que tenía problemas graves de orden en sus finanzas y un fuerte hábito de pedir prestado. Les dije en ese momento que debían hacer un cambio profundo en sus finanzas poniéndose de acuerdo en cómo administraban el dinero y cortar tajantemente con el crédito, pues de lo contrario iban a perder su casa. Me dieron las gracias por la asesoría pero decidieron seguir manejando sus finanzas como lo habían venido haciendo.
2 años después recibí la noticia de que esta misma pareja estaba atravesando una fuerte crisis emocional, por causa de su situación financiera, ya que sus deudas se habían multiplicado. Volví a retomar su caso y esta vez sí decidieron poner orden a sus finanzas y aunque finalmente perdieron su casa, sanearon sus finanzas y hoy no tienen deudas.
El problema de la procastinación es que las consecuencias pueden ser muy severas, como sucedió en estos dos casos.
Además de la toma de decisiones poco racionales y la procastinación, en tercer lugar está la falta de perseverancia. Hay personas que superan estas dos causas y deciden finalmente tomar acción, pero se les acaba el combustible con el tiempo.
Hace seis años asesoré a una joven pareja que deseaban ahorrar para la universidad de su pequeño hijo de apenas unos meses. Con mucho entusiasmo cada uno hizo un plan de ahorro para lograr esta meta hasta cuando su hijo terminara la secundaria.
Desafortunadamente al cabo de sólo tres años él decidió cancelar su ahorro y el de su esposa para darle un uso diferente a ese dinero. La verdad para mí fue frustrante, pues de haber continuado hoy tendrían ya un capital importante para este objetivo.
En cuarto lugar está la emocionalidad: Que consiste en tomar decisiones basados en emociones, mas no en convicciones.
Durante años he tratado con personas que comienzan con mucho entusiasmo un plan financiero pero con el tiempo cambian de opinión. Esto se debe a que toman decisiones financieras de acuerdo a su estado de ánimo más no porque conscientemente estén convencidos de lo que están haciendo. Se caracterizan porque hoy piensan una cosa y mañana otra diferente.
Recuerdo una ejecutiva comercial que trabajaba en un laboratorio farmacéutico. Tenía un dinero para invertir y quería hacer un cambio en sus finanzas, para lo cual solicito mi asesoría. Le recomendé un plan financiero y como invertir su dinero de acuerdo a sus objetivos de vida. Ella aceptó con mucho entusiasmo el plan e invirtió su dinero de la forma en la que le sugerí.
Al cabo de unos pocos meses no solo no había empezado hacer los cambios que le sugerí, sino que empezó a cambiar de opinión en cuanto a la estrategia de inversión acordada. Para ello acordamos reunirnos para revisar su inversión, pero incumplió las citas que habíamos pactado y al final ya no contestaba mis llamadas. Finalmente me enteré que liquido su inversión y seguramente siguió manejando sus finanzas a su manera.
Esto es lo que sucede cuando nos comportamos basados en nuestras emociones. Como estas son fluctuantes, no seremos coherentes entre lo que decimos y lo que a la postre hacemos.
Y finalmente esta la Irresponsabilidad, que consiste en la falta de voluntad de una persona para cumplir una obligación, tarea o compromiso. Esta es la peor de todas las razones que impiden que hagamos lo que tenemos que hacer, pues aunque se tenga plena conciencia de que es lo correcto, no hay voluntad de cambio.
Mira, Conozco personas que han decidido seguir llevando un estilo de vida que está por fuera de sus posibilidades financiado con cinco, diez y hasta 20 tarjetas de crédito, siendo conscientes de los miles de dólares que pagan cada año en intereses, pues para ellos es más fácil seguir así que esforzarse por cambiar su situación financiera. Esta una decisión respetable, pero que al final tendrá consecuencias para estas personas.
¿Qué podemos hacer?
Hasta aquí ya vimos algunas razones por las cuales nos cuesta poner en práctica lo que sabemos. Si te identificas con alguno de estos comportamientos, ¡Como podrías cambiar esto?
- Lo primero que sugieren los expertos es que te pongas objetivos específicos, es decir, que sean cuantificables, medibles y que tengan una fecha de consecución en el futuro. Un ejemplo de ello sería salir de deudas en 3 años o comprar la casa de $45,000 dólares que deseas en 48 meses.
- Lo segundo que debes hacer, que es muy importante desde el punto de vista psicológico y emocional es visualizar claramente los beneficios de cumplir con estos objetivos. Siguiendo con los ejemplos anteriores sería calcular el valor de los intereses que te ahorrarías o como te sentirías si te quedara tu sueldo libre o te despertaras un día y no le debieras a nadie, o en el caso de la casa cuantificar cuanto te ahorrarías en renta, imaginar el momento en que te entreguen las llaves, Ver a tus hijos corriendo felices por la casa, Pensar en lo cerca que te va a quedar de tu trabajo y del colegio de los niños o las reuniones que vas a disfrutar en ella con tu familia o amigos.
Algo que puede ayudarte a visualizar estos objetivos es hacer una cartelera de sueños y objetivos financieros donde recortes por ejemplo una foto tuya siendo libre de las deudas o de la casa que deseas con tu familia en ella y pongas dicha cartelera en un lugar donde puedas ver estas metas todos los días: en la nevera, la sala de tu casa o en el techo de tu cama jajaja Hacer esto es muy importante, pues tu cerebro se enfocará en la consecución de estos objetivos y cuando vengan las tentaciones de endeudarte de nuevo o gastar tu dinero en otras cosas, tendrás la fuerza y el enfoque para continuar.
- No basta con tener clara la meta, hay que hacer un plan para lograrlo. Si quieres salir de deudas, tendrás que hacer un presupuesto, cortar con el crédito, modificar hábitos financieros y demás para lograrlo, así como para comprar tu casa en 4 años, deberás calcular cuánto necesitas ahorrar cada mes, si quieres por ejemplo tomar una hipoteca que financie el 40% del inmueble. Esto implica que tendrías que ajustar tu presupuesto, dejando de gastar en otras cosas y hacer algunos cambios adicionales para lograr esta meta.
- Y finalmente, la perserverancia es TODO en cualquier cosa que hagas en la vida. Michael Phelps, el famoso nadador Olímpico obtuvo sus 22 medallas de oro con base en un programa de rutinas diarias. Los que lo conocen de cerca afirman que un día de entrenamiento para él no era muy diferente de un día de competencia, pues en estos sólo repetía lo que llevaba haciendo por años.
La perseverancia compensa con creces toda debilidad. Si probablemente no naciste en una familia adinerada, no eres tan carismático, ni quizás tan elocuente como otras personas, si eres perseverante, puedes estar seguro que tendrás más éxito que otros, en tus finanzas y en todo lo que emprendas.
Para concluir
Quiero dejarte con dos reflexiones. La primera está en el libro de proverbios que dice: “Todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse solo en palabras lleva a la pobreza”.
Y la segunda reflexión la dijo el rey Salomón: “Mas vale un buen final que un buen comienzo. El que tiene paciencia llega a la meta; El orgulloso habla mucho, pero no logra nada”.
Te dejo finalmente con una pregunta: ¿Quieres ser una persona que se le reconozca por sólo lo que habla o ser una persona reconocida por lo que hace?
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