Envidia financiera: ¡El problema más común que nadie tiene!
¿Sientes amargura cuando amigos o miembros de tu familia ganan más que tú? ¿Te da rabia y ganas de renunciar cuando promocionan a un cargo más alto que el tuyo a una persona con menos experiencia? ¿Te incomoda cuando te enteras que una pareja amiga compró una casa nueva en un mejor lugar que en el que tú vives? ¿Comparas todo el tiempo tus logros financieros con los de las personas que te rodean? ¡Si contestaste afirmativamente alguna de estas preguntas sufres de envidia financiera!
Compararnos con los demás es algo más común de lo que creemos. El salario, la casa, el lugar donde estudian nuestros hijos, las vacaciones, el vehículo, entre otros aspectos, son puntos de referencia con los cuales solemos compararnos con otros y determinamos así nuestro éxito o fracaso financiero.
Precisamente la comparación es la raíz de la envidia financiera, entendida esta última como “El sentimiento de tristeza o enojo que experimenta una persona que no tiene o desearía tener para sí misma algo que otra posee”
Por envidia financiera cometemos errores, como:
- Comprar cosas que no necesitamos (Un carro más nuevo, un bolso de diseñador, un teléfono inteligente)
- Con dinero que no tenemos (a través de El crédito)
- Para generar una falsa impresión de prosperidad en otros (Viviendo en un barrio por fuera de nuestras posibilidades)
- Y darnos un nivel de vida por fuera de nuestras posibilidades (Vacaciones, ropa, comidas fuera).
Cuando sentimos envidia por lo que otros tienen y nosotros no, se genera en nuestro corazón un descontento con lo que tenemos (sea poco o mucho) y tristemente no nos permite disfrutarlo.
La envidia financiera es como el mal aliento. Es un problema que todos hemos padecido pero que ninguno acepta públicamente, pues es vergonzoso reconocerla. Sólo nosotros y Dios sabemos que la tenemos, pero él está para ayudarnos.
En la biblia podemos encontrar breves historias narradas por Jesús, más conocidas como parábolas, que ilustran el comportamiento humano y buscan dejarnos una enseñanza para nuestra vida práctica. Una de estas enseñanzas nos habla de la envidia. En Mateo 20:1-15 encontramos la parábola de los viñadores.
Esta parábola cuenta la historia del propietario de un viñedo quién salió muy de madrugada a contratar obreros para que trabajaran ese día en su propiedad, acordando con ellos el pago de un día de trabajo.
Cuenta que cerca de las nueve de la mañana, el propietario salió nuevamente y encontró a otros hombres desocupados y los contrató también, e hizo lo mismo a medio día, en la tarde y a eso de las 5 de la tarde.
Al final del día, el propietario del viñedo le ordenó a su capataz que reuniera a todos los obreros y les pagara comenzando por los últimos contratados hasta los primeros. El capataz comenzó con los últimos contratados y a cada uno les dió la paga de un día y así hasta llegar a los contratados de primeras.
Esto no le gustó para nada a los contratados de primeros, quienes le protestaron al dueño del viñedo por haberle pagado lo mismo a los últimos contratados, pese a tener que soportar el peso del trabajo y el calor de todo un día!
El propietario le contestó a uno de ellos diciéndole: “¿Acaso no aceptaste trabajar por esta paga?… Quiero darle al último obrero contratado lo mismo que te di a ti. ¿Es que no tengo derecho a hacer lo que quiera con mi dinero? ¿O te da envidia de que yo sea generoso? esto ilustra como cuando alguien logra obtener lo mismo que nosotros pero con muchísimo menos esfuerzo e incluso cuando alguien logra progresar más que nosotros.
¿Que podemos aprender de esta historia?
- Siempre van a existir personas financieramente más afortunadas que nosotros, quienes quizás no tuvieron que esforzarse para lograr lo que nosotros con tanto trabajo. Quizás nacieron en familias más acomodadas, estudiaron en mejores universidades, tuvieron mejores oportunidades, son más talentosos que nosotros o ¡simplemente a Dios le plació bendecirlos!
- Teniendo en cuenta esta realidad, debemos disfrutar lo que Dios nos da y continuar trabajando con alegría y diligencia, ¡no para superar las riquezas de los demás sino para superarnos a nosotros mismos! La biblia dice en Gálatas 6:9: “No te canses de hacer el bien (trabajar) porque a su debido tiempo, cosecharás numerosas bendiciones (Financieras) si no te das por vencido” Recuerdo que tenía un jefe que decía sabiamente: “Deja de ver las flores del jardín de tu vecino y concéntrate en cultivar las tuyas”.
- No debemos compararnos con los demás y dar lugar a la envidia, pues esta historia nos enseña que Dios tiene oportunidades y nos quiere bendecir financieramente a todos, en algunos casos con mayor o menor grado de esfuerzo, pero al fin y al cabo nadie se queda sin lo suyo.
Sentir envidia financiera es en verdad una absoluta tontería, pues nuestra prosperidad no depende de los demás sino de nosotros mismos. Si hacemos lo que nos corresponde, es decir, trabajar con diligencia, integridad, disciplina, amor por lo que hacemos, ahorrar, administrar bien nuestro dinero, en síntesis hacer lo que la biblia enseña, Dios hará lo sobrenatural y seremos bendecidos financieramente!
Quiero contarte que en lo personal también he sentido envidia. ¡Te mentiría si te dijera que nunca la he padecido! Como te lo cuento en el episodio 1, nací en un hogar de clase media en el que había para cubrir nuestras necesidades básicas (nunca faltó un plato de comida, vestido, un techo donde vivir) pero vivimos de manera bastante frugal: Recuerdo que viviamos con muebles bastante viejos, Estudiamos en colegios públicos, mi padre nos compraba ropa en almacenes populares (De hecho, entre nosotros los hermanos teníamos que heredarle la ropa al otro), muy de vez en cuando salíamos a comer fuera, casi nunca teníamos teníamos vacaciones, no porque mi padre fuera tacaño sino porque el salario de mi padre no alcanzaba para mayores cosas.
Mientras tanto, nuestros vecinos tenían casas mucho mas bonitas, mis vecinitos estudiaban en colegios privados, estrenaban ropa bonita cada Navidad y todos los años salían de vacaciones… por lo menos nos traían fotos e historias de lo que habían hecho por allá y en ocasiones, nos traían uno que otro souvenir. Como imaginarás, muchas veces me sentí mal, pues a esa edad era inevitable compararme con nuestros vecinos.
Pero ahí no termino la cosa. Cuando empecé mi vida laboral en el sector financiero, recuerdo haber sentido nuevamente envidia hacia algunos de mis compañeros de trabajo, particularmente por los lugares donde ellos vivían (Pues ellos vivían en barrios de estratos altos y yo en un barrio de clase media) y por los vacaciones que se daban cada año (Mientras ellos iban a Miami, a Europa, a Esquiar yo llevaba a mi familia a Melgar).
¿Cómo me vacuné de la envidia? Una de las lecciones más importantes que aprendí de mi padre, no porque me él me lo haya dicho, sino porque lo vi a través de su ejemplo, fue que trabajar y ahorrar me llevaría lejos. Eso me llevó a enfocarme en mis finanzas y dejar de compararme con los demás.
¿Sabes que? después de algunos años, me he vuelto a encontrar con quienes fueron mis vecinos de niño y con algunos de esos compañeros de trabajo por quienes sentía envidia y encontré que mi situación financiera ahora era mucho mejor que la de muchos de ellos. Sentí una gran satisfacción, no por tener una mejor situación financiera que ellos sino porque con la ayuda de Dios y siguiendo el ejemplo de mi padre, pude progresar financieramente y darle una mejor calidad de vida a mi familia, porque finalmente entendí que mi competencia no era con los demás, sino conmigo mismo.
¿Sientes envidia? ¿no te sientes satisfecho con lo que tienes? ¿Te amargan los progresos de otros? bueno, la vacuna es: Primero, deja de compararte y disfruta lo que tienes, ponte metas financieras y trabaja con diligencia en ellas y mañana te despertarás satisfecho con tus logros y lo mejor: ¡Te alegrarás genuinamente por los éxitos de los demás!
Te invito a reflexionar en esta enseñanza. ¡Disfruta lo que Dios te ha dado y trabaja con diligencia para lograr tus metas financieras, poniendo todo en las manos de Dios y él te prosperará!
¿Lo crees?
Si quieres conocer más acerca de este tema aplicado no sólo a tu vida financiera sino a tu vida personal te invito a que escuches la serie “La Envidia” del pastor Andrés Corson de la Iglesia El Lugar de su Presencia
Mensaje 1: La Envidia
Mensaje 2: La envidia se da entre hermanos
Mensaje 3: ¿Cómo trata Dios con la envidia?
“El que atiende a la palabra prospera. ¡Dichoso el que confía en el señor!” – Proverbios 16:20 –
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