¿Porque es más provechoso dar que recibir? ¡Aprendámoslo juntos en Consejo Financiero!
“Viajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Estos le quitaron la ropa, lo golpearon y se fueron, dejándolo medio muerto. Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo, se desvió y siguió de largo. Así también llegó a aquel lugar un levita y, al verlo, se desvió y siguió de largo. Pero un samaritano que iba de viaje llegó adonde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. Se acercó, le curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento. “Cuídelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva”
Esta es una de las historias más conocidas de las escrituras y es la llamada parábola del buen Samaritano.
La parábola del buen Samaritano es una historia que nos enseña cosas muy valiosas y prácticas para nuestra vida. Una de ellas es hacernos caer en cuenta en la indiferencia con la que muchas veces reaccionamos ante la necesidad de los demás. Esto se puede ver cuando observamos a alguien necesitado en la calle o simplemente cuando nos enteramos que algo malo le sucedió a otras personas en el noticiero y nos limitamos a decir: “pobrecitos, ojala alguien los pueda ayudar” pero al igual que los dos hombres de la historia, tampoco terminamos haciendo nada.
La segunda enseñanza de esta parábola es que debemos hacer el bien sin importar a quien, es decir, ayudar a cualquier persona sin importar su raza, creencias, estatus social o forma de pensar. Quizás en el camino de una persona podamos llegar a ser los únicos que podamos tenderle la mano.
Pero hay una enseñanza más que nos deja esta historia y que constituye la razón por la cual he traído este tema al blog: y es el uso que le podemos dar a nuestro dinero: Además de hacer todo lo que hizo, el buen Samaritano dio generosamente de sus finanzas para ayudar a este hombre.
Y esto nos lleva a reflexionar sobre los tres usos básicos que le podemos dar a nuestro dinero: Uno de ellos es ahorrarlo e invertirlo, es decir administrarlo bien para multiplicarlo, el segundo uso es por supuesto disfrutarlo dándonos la calidad de vida que deseamos y el tercer uso que podemos darle a nuestro dinero es dárselo a los demás.
En mi opinión, construir unas finanzas personales tiene más sentido cuando lo hacemos con propósito y ese propósito no termina sólo con acumular dinero y en disfrutárnoslo, sino pensando en quien más se puede beneficiar con el progreso de nuestras finanzas personales.
Por esta razón quiero que veamos la importancia de darle este tercer uso a nuestro dinero y convencerte que hay mayor provecho en dar que en recibir. ¿Me acompañas?
¿Qué es dar?
Bien. Empecemos por definir que es Dar. Dar es entregar algo de valor a otra persona de forma voluntaria sin esperar nada a cambio, sólo la satisfacción de poder hacerlo.
Según el doctor en psicología Marcelo Mendes Facundes, ser generoso o dar es una característica innata del ser humano que transciende la clase social, la raza o la geografía. Afirma que estudios recientes muestran una coherencia transcultural, donde se verifica la idea de universalidad en la relación de donar a otros y el bienestar propio.
De hecho, dar es un principio característico de las sociedades y pueblos más avanzados, como lo son el pueblo Judío y todas aquellas naciones con una fuerte influencia Judeo Cristiana, como Alemania, Reino Unido, los Paises escandinavos y los Estados Unidos de América.
Beneficios de dar con generosidad
¿Bueno y cuáles pueden ser los beneficios de darle una parte de nuestro dinero a los demás? Veamos algunos de ellos:
En primer lugar dar a los demás te ayuda a desprenderte de las cosas materiales y a vacunarte contra la codicia. Tu dinero puede ser, hablando metafóricamente, un manantial o un pantano. Cuando das una parte de tu dinero a los demás, Tu dinero puede ser como un manantial, que alimenta con sus aguas los ríos y las tierras que le rodean generando vida, pero cuando sólo acumulas dinero éste puede ser como las aguas de un pantano, que se descomponen y huelen mal, debido a la falta de movimiento de estas.
Cuando das con generosidad, tu felicidad ya no depende del saldo de tu cuenta bancaria sino de la satisfacción que da contribuir al bienestar de otros, evitando que por el afán de acumular y acumular con el tiempo te vuelvas codicioso y tacaño.
En segundo lugar dar a otros te permite estar agradecido con lo que ya tienes. ¿Por qué? Porque te recuerda que hay personas que no tienen lo que tú sí tienes.
Esta sociedad de consumo nos ha llevado a compararnos con las posesiones materiales de los demás. Un mejor carro, una mejor casa, unas mejores vacaciones, un mejor celular, nos han conducido a no disfrutar lo que ya tenemos. Cuando das a otros, caes en cuenta que tienes muchas razones para estar feliz con lo que ya tienes y disfrutarlo.
En tercer lugar cuando das con generosidad, tienes la feliz oportunidad de cambiarle la vida a una persona o una colectividad y por ende la posibilidad de hacer de tu país un lugar mejor.
Como ya te lo mencionaba, las sociedades más avanzadas se caracterizan por la cultura de generosidad de sus ciudadanos, lo que las ha llevado a niveles de desarrollo y bienestar superiores. ¿No te gustaría dejar una huella que perdure a través de las generaciones gracias a tu generosidad? Cuando das de tu dinero a otros encuentras un propósito superior para tu dinero.
En cuarto lugar dar a otros puede contribuir a mantener una mejor salud. ¡Si! Según múltiples estudios científicos dar a los demás contribuye a la disminución de los niveles de estrés, los niveles de cortisol y la tensión arterial. ¡Como te parece! Asimismo ser generoso puede contribuir a la liberación de neurotransmisores que nos hace sentir bien, como la oxitoxina y la vasopresina. En otras palabras, dar es bueno para la salud.
En quinto lugar dar a otros puede otorgarte beneficios tributarios, dependiendo la legislación de tu país y a quien dones tu dinero.
Y sexto y último dar a otros no resta en tus finanzas personales, si no que multiplica. ¿Por qué?
Porque creo en el principio de la siembra y la cosecha. Aunque no debe ser nuestra principal motivación, creo que cuando damos a otros con generosidad, nos es devuelto con generosidad. ¿Te has preguntado porque personas financieramente prósperas se caracterizan por ser generosas y a su vez siguen creciendo financieramente? No creo que sea un asunto que debamos atribuir a la buena suerte o al destino, sino a una ley espiritual.
Como creyente debo decir que aunque esto suene ilógico, es una realidad y desde que dono una parte de mi dinero, he visto un crecimiento constante de nuestras finanzas personales y familiares.
¿Cómo podemos dar?
Bien. Si hasta este punto te he convencido de los beneficios de dar a los demás, imagino que estás pensando en cómo hacerlo.
Primero que todo, debemos dar con orden. ¿A que me refiero? A que debemos crear un rubro en nuestro presupuesto que se puede llamar “Dar a los demás” o “Generosidad”, como le quieras llamar y abrir un fondo líquido para tal fin, en el cual depositemos cada mes la cantidad que hemos establecido.
Una vez hemos creado ese fondo y ya hemos empezado ahorrar una cantidad allí, debemos pensar a quien le vamos a dar ese dinero.
Creo que a la hora de dar, debemos hacerlo con inteligencia. No basta dar por el sólo hecho de dar, sino pensar quien realmente puede necesitar ese dinero. A continuación te doy algunas ideas:
En primer lugar hay miles de fundaciones y ONG´S donde puedes donar tu dinero. La pregunta sería, ¿cómo elegir la mejor ONG o fundación?
Lo primero que debes considerar es la causa con la que más simpatizas y buscar las organizaciones que trabajen en ello: ¿Es la educación, el medio ambiente, los derechos humanos, el empleo, la alimentación, la niñez, o la lucha contra el cáncer la causa que quieres ayudar? Este puede ser el inicio de tu búsqueda. Cada vez hay más ONG´S y fundaciones que se especializan en acciones concretas.
Lo segundo que debes verificar es la transparencia en el manejo de los recursos, el impacto y la ayuda que llega a las personas objeto de dicha organización.
A nivel internacional, existen entidades como la Fundación Lealtad, Mazars Auditores o los Servicios de Control Interno de las Naciones Unidas que certifican muchas de estas organizaciones. Fíjate en los sellos que aparecen en la parte inferior de sus páginas web o sus publicaciones impresas para ver qué organismos ratifican la información publicada.
Adicionalmente, existe un sitio web llamado The Life You Can Save, que en español significa “Las vidas que puedes cambiar” que evalúa a las organizaciones altruistas más importantes del mundo y ofrece una calculadora para que puedas ver el impacto real de una donación particular. Este sitio ha creado desde el 2014 reportes anuales muy completos sobre el estado de la filantropía en el mundo, la transparencia de las compañías y los resultados de sus trabajos.
En tercer lugar es importante investigar la experiencia y la trayectoria de la organización. Para ello, puedes consultar sus informes o consultar las referencias que se hacen de dichas entidades en organismos de control, blogs o redes sociales.
En cuarto lugar investiga cuanto más puedas de la ONG o fundación: ¿Cuáles son sus creencias e ideales? Consulta quienes son los administradores de la entidad, qué proyectos desarrollan, las personas a las que apoya, como por ejemplo, ¿trabaja con niños ó jóvenes? O con ¿personas con algún tipo de discapacidad? o con ¿personas sin hogar?, o trabaja con ¿inmigrantes, drogodependientes o refugiados?
Si no son entidades tan grandes, también averigua cómo se financian y gestionan los fondos, que mecanismos de vigilancia y control los regulan y sobre todo si hacen o no informes de rendición de cuentas de los dineros recibidos.
Bien hasta aquí hemos visto cómo elegir la mejor fundación u ONG. Ahora quisiera presentarte un segundo lugar al cual puedes donar tu dinero: Y es a tu iglesia.
No sé si eres creyente, pero considero que la iglesia es un excelente lugar donde podemos dar una parte de nuestro dinero, pues es el lugar donde encontramos fe, esperanza, principios para la vida y en especial es el lugar donde aprendemos a ser mejores personas.
Hace ya muchos años, doy a mi iglesia basado en mi fe y porque sé que a través de ella contribuyo a que tengamos una mejor sociedad. Es emocionante ver las vidas que pueden cambiar en un lugar como éste.
Si eres creyente, te invito a que no sólo vayas los Domingos sino que te comprometas activamente y contribuyas a tu iglesia. Cuando lo haces, estás facilitando la importante función social que ésta desempeña.
Bien. Una tercera opción en la cual puedes pensar a la hora de dar tu dinero es a personas que estén en una situación de necesidad, como miembros de tu familia, amigos o aún desconocidos. De hecho en la parábola podemos ver que el buen Samaritano ayudó a un desconocido que evidentemente necesitaba de ayuda.
Al igual que dar dinero a organizaciones como las ONG´S o incluso a tu iglesia, dar a otras personas requiere de sentido común y de sabiduría. ¿Por qué? Porque en primer lugar debemos establecer si realmente dicha persona necesita de nuestra ayuda o tristemente es sólo un engaño y en segundo lugar, si encontramos que dicha necesidad es real, podemos por supuesto ayudar a suplir esa necesidad, pero no hacer dependiente a esa persona de nuestro dinero. ¿A que me refiero?
En ocasiones cuando ayudamos a una persona, ésta lo agradece, pero sabe que su responsabilidad es seguir trabajando para proveer sus necesidades, pero hay otras personas que vuelven una y otra vez, buscando nuevamente nuestra ayuda, volviéndose dependientes de nuestra generosidad, en lugar de esforzarse para cambiar su situación económica.
Pero ojo, aquí hago un paréntesis: Esto por supuesto no incluye a nuestros padres con dependencia económica o familiares en situación de discapacidad, con quienes tenemos la responsabilidad de proveerles todo cuanto necesiten. proveer para nuestros padres no es un favor, es una obligación que por principio tenemos como hijos.
Cerrando este paréntesis, creo que dar es algo que debemos hacer con inteligencia, buscando que nuestra ayuda sea sembrada en el lugar correcto y que ésta de frutos ya sea para salvar o cambiar vidas, contribuir a una mejor calidad de vida para una colectividad o ayudar para que alguien progrese.
¿Qué hacer con las personas que trabajan en las calles y en los semáforos de nuestras ciudades o incluso habitantes de calle que piden nuestra ayuda?
Mi opinión al respecto es que depende. Cuando veo que alguien trabaja honestamente vendiendo sus productos, haciendo malabares o cualquier otra cosa digna, yo le ayudo, siempre y cuando pueda apreciar que no tienen problemas de adicción a las drogas, pues en caso contrario estaría perjudicando a esa persona en lugar de ayudarla.
Cuando un habitante de calle me pide dinero, prefiero comprarle algo de comer, porque claramente esta población adolece de este tipo de adicciones y quizás sea mejor contribuir a una fundación que ayude a este tipo de personas.
Bien. Estas han sido algunas maneras de dar. Si te he convencido, te invito a contribuir activamente en ellas o en otras donde veas que son un buen lugar para donar una parte de tus recursos financieros. Si decides hacerlo, quiero agradecer de antemano tu generosidad.
Para Concluir
Definitivamente hay mayor provecho en dar que recibir, porque a través de nuestras donaciones podemos cambiar vidas, ayudar a que muchas personas tengan una mejor calidad de vida y en general contribuir a que tengamos una sociedad más justa y solidaria y de esa manera encontrar un propósito y un sentido más profundo para nuestro dinero.
Sin embargo, dar no sólo se limita a entregar una parte de nuestros recursos financieros, sino que también puedes donar tu tiempo, tus habilidades y conocimientos a las causas que apoyas.
Una manera a través de la cual dignificamos nuestra vida es a través del servicio voluntario. ¿Qué tal si además de contribuir financieramente, donas una parte de tu tiempo haciéndote voluntario en las causas que apoyas? Muchas organizaciones y tu iglesia lo que necesitan es manos para trabajar. ¡Te aseguro que pocas cosas en el mundo te dejarán mayores satisfacciones que ayudar a los demás!
Si quieres escuchar el episodio podcast de este artículo, ve a:
https://soundcloud.com/consejo-financiero/episodio-60-hay-mayor-provecho-en-dar-que-en-recibir
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