¿Sabías que la corrupción que vivimos hoy nace en nuestra casa? ¡Aprende a cortarla desde casa también!
Casos como Enron, Odebrecht, Madoff, la FIFA entre otros no han dejado de sorprendernos y dar que hablar a los medios de comunicación.
Y cuando nos enteramos de estos escándalos, por supuesto nos sentimos indignados y ni cortos ni perezosos salimos a las redes sociales para condenar estos hechos, que por supuesto no tienen justificación, pero con frecuencia no miramos la viga que tenemos en nuestro propio ojo.
Fernando, pero yo no he robado, no he estafado a nadie, no he pagado sobornos, no he tomado dinero del erario público… ¿Cómo puedes insinuar qué debo revisar mi comportamiento? ¡Yo soy una persona integra!
Bueno, pues hay un refrán que dice “El que le caiga el guante, pues que se lo chante” y si después de escuchar este episodio sigues pensando así, de verdad felicitaciones, simplemente este episodio no era para ti, pero si después de escucharlo encuentras que hay cosas que si te aplican, te invito a recibirlas y sobre todo a cambiarlas.
¿Y sabes porque hago este artículo? Porque estoy convencido que la corrupción empieza en casa, desde el individuo, desde que somos pequeños y llegamos a la adultez y creo que la mayoría de todos estos famosos casos de corrupción se incubaron desde la misma infancia de sus protagonistas. Si estoy en lo cierto, creo que la corrupción se puede acabar comenzando con nosotros mismos. Por esta razón he traído este espinoso tema al blog.
¿Y qué tiene que ver la corrupción con tus finanzas personales? Pues tiene que ver mucho, porque afecta de una parte el uso de los impuestos que pagas y de otra, afecta hasta los aspectos más triviales de tu vida.
Pero antes de empezar, quisiera aclararte lo siguiente: Mi intención no es pararme desde un sitio de superioridad moral a decirte que debes hacer y que no, sino que debemos hacer, tanto tú como yo para acabar con la corrupción de raíz, y así tener una sociedad más justa. ¿Me acompañas?
¿Qué es la corrupción?
Bien. Para empezar, hablemos que significa la palabra corrupción. La palabra corrupción tiene su origen en el vocablo del latín, “corruptio” como la unión de tres elementos: Con, que significa junto, rumpere, que significa hacerse pedazos y tio, que significa acción y efecto.
Hoy en día, usamos el término corrupción como la descomposición moral en cualquier área de la vida humana, como por ejemplo la corrupción del estado, la corrupción a la hora de hacer negocios, la corrupción de un sistema político o la corrupción de los principios y valores de una sociedad.
Como lo veremos a continuación, la corrupción no es sólo un problema de la clase política, los empresarios o las personas con poder, la corrupción es algo que nos atañe a todos, porque ésta tiene su origen en nuestro comportamiento individual, que la fomenta y la multiplica en la sociedad.
¿Esto quiere decir que si tenemos una sociedad enferma de corrupción tenemos parte de la responsabilidad de que esto sea así? Si, así es.
Y si esto es así, la pregunta que deberíamos hacernos es: ¿Cuándo o en que situaciones podemos estar fomentando la corrupción? Veamos algunos escenarios.
Tipos de corrupción
Muy bien. El primer escenario donde podemos fomentar la corrupción es en nuestra propia casa, cuando usamos la mentira como algo normal, cuando por ejemplo nos hacemos negar al teléfono y le decimos a nuestros hijos o familia “digan que no estoy”, ya seaa a algún acreedor, a una persona no grata o a la suegrita.
Mira, nuestros hijos aprenden más por lo que ven que por lo que les decimos. Cuando les pedimos que mientan para favorecernos, les estamos diciendo que está bien usar la mentira para sacar provecho de ella. ¿Cómo van actuar nuestros hijos en su adultez? De la misma manera, mintiendo cuando trabajen en una empresa o ejerzan un cargo público.
De igual manera fomentamos la corrupción en nuestros hijos actuando con deshonestidad, cuando lo que decimos no es coherente con lo que hacemos. Si por ejemplo, decimos que somos muy cumplidos pero solemos irnos de un lugar sin pagar la renta, quedamos debiendo en la tienda, o nos gastamos el dinero del mercado en el casino, le estamos enseñando a nuestros hijos que también podrán actuar irresponsablemente y que no habrán consecuencias por actuar de esta manera. ¿ves?
También le enseñamos corrupción a nuestros hijos cuando practicando un deporte o jugando un juego de mesa no los corregimos cuando hacen trampa o peor aún: ¡Cuando nosotros mismos hacemos trampa! Por eso es que hay por ahí tanto futbolista llorón que se la pasa en el piso simulando faltas o tanta gente haciendo trampa en los negocios!
El segundo escenario en el que fomentamos la corrupción es en los años de escuela y universidad, cuando falsificamos excusas médicas, permisos de nuestros papás, matamos varias veces a nuestra abuelita, (ya sabes a que me refiero) o copiamos o dejamos copiar en nuestras evaluaciones académicas.
La cultura de una ciudad o país es simplemente el resultado de la suma del comportamiento de cada individuo. Pues en mi época de estudiante, no se ahora, te cuento que dejar copiar era bien visto, al punto que hacerlo era sinónimo de “solidaridad” con los compañeros, en especial con aquellos que eran vagos o no habían estudiado porque pobrecitos, había que ayudarles y si se quería ser “buena onda” pues había que dejar copiar.
Y por supuesto, aquellos estudiantes que se esforzaban y que no dejaban copiar, eran proscritos y víctimas de bulling por no colaborar con la corrupción reinante en nuestros salones de clases, sin mencionar al riesgo que se ponía su integridad física si llegaban a denunciar este tipo de prácticas.
Bueno, pues el tercer escenario donde fomentamos la corrupción es en la misma sociedad, cuando traemos las mañas aprendidas de nuestra casa, la escuela y universidad y le sumamos las que aprendemos en nuestro rol como ciudadanos, Cuando por ejemplo nos robamos las toallas de un hotel, nos colamos en las filas, nos guardamos las vueltas cuando nos dieron de más, nos subimos al bus sin pagar el pasaje o nos hacernos de la vista gorda cuando vimos que alguien hizo algo incorrecto.
Pero también fomentamos la corrupción cuando nos acostumbramos hacer cosas un poco más graves, como pasarnos un semaforito en rojo, sobornar un agente de tránsito, vender nuestro voto, mentir en nuestra declaración de impuestos, pagar coimas a empleados públicos para agilizar algún trámite, buscar una palanca en una entidad pública o privada para entrar a trabajar allí, comprando celulares robados o mercancía de contrabando, hacernos pasar por gente necesitada para recibir subsidios que le corresponden sólo a personas de muy bajos recursos o falsificando documentos.
Y el cuarto escenario donde podemos volvernos promotores de la corrupción es en el trabajo.
¿En qué situaciones podemos hacerlo? Bueno, cuando por ejemplo nos llevamos una resma de papel o cualquier artículo de la oficina para la casa, cuando recibimos un pago de nómina superior al que nos corresponde y nos quedamos callados, cuando encubrimos la mala práctica de algún compañero de trabajo, cuando no facturamos o facturamos nuestras ventas por debajo del valor real, cuando llevamos dobles contabilidades, cuando recibimos sobornos para favorecer algún proveedor, cuando le mentimos o engañamos a nuestros clientes, cuando evadimos impuestos, cuando en ejercicio de algún cargo público o privado desviamos recursos en provecho propio o de privados….
¿Ves cómo la corrupción no es asunto de unos pocos? La corrupción es un problema de todos, porque a través de pequeños comportamientos individuales la promovemos y multiplicamos.
Y quizás puedas pensar que estoy exagerando y que colarte en una fila, copiar en un examen o pagar un pequeño soborno no contribuye a la corrupción, pero la verdad es que sí estás contribuyendo, porque hasta el más pequeño acto que hagas en la vida, tiene un efecto multiplicador en la sociedad.
Hay una conocida teoría llamada the Butterfly Efect, en español el efecto mariposa, propuesta por el matemático y meteorólogo Edward Lorenz, que sostiene que el leve aleteo de una mariposa en una región del mundo puede provocar si las condiciones meteorológicas son propicias, un tornado en otro lugar muy alejado de éste.
Creo que esta teoría tiene algo de ficción pero también mucho de realidad, que se aplica a todo lo que hacemos en la vida. veámoslo través de unos ejemplos:
Supongamos que te acostumbraste hacer trampa en la universidad y con los años ingresaste a la fuerza laboral. Trabajas en el área contable de tu empresa y un día, el dueño de la empresa quiere pagar menos impuestos. Entonces tú que eres tan inteligente le sugieres hacer un pequeño cambio en el estado de resultados para ahorrar una pequeña cantidad mensual en contribuciones y de esa manera pagar menos impuestos al año. Como el truco da resultado la empresa empieza a maquillar sus estados financieros por cantidades cada vez más grandes, hasta que revienta el asunto, con una multa millonaria para la empresa y tú con tus huesitos en la cárcel y todo empezó porque acostumbraste a hacer trampa en la universidad. Así estalló uno de los escándalos corporativos más grandes de la historia, cuando Enron, una empresa que distribuía energía en California, maquilló sus estados financieros para subir el valor de sus acciones en la bolsa, hasta que se descubrió todo el asunto y muchos de sus empleados terminaron en la cárcel o en la calle y miles de inversionistas perdiendo millones, todo por adoptar una pequeña práctica contable corrupta.
Ahora supongamos que excediste el límite de velocidad y te detiene un agente de tránsito que es nuevo en sus funciones. Cuando éste te está haciendo la infracción, tú le pasas un billetico de cinco dólares y te comprometes a no volver a exceder los límites de velocidad. El agente que tiene necesidades económicas cae en tentación y acepta el soborno, guardándose el billete y devolviéndote los documentos y diciéndote, Bueno, pues tenga más cuidado la siguiente vez.
Pues resulta que este agente llega a la delegación para su descanso y le cuenta lo sucedido a su compañero de academia y le sugiere que haga lo mismo, pues al fin y al cabo, nadie se dará cuenta y unos dolaritos de más no le caen mal a nadie. Pues este par de agentes empiezan a recibir pequeños sobornos, no sólo multiplicando la práctica entre otros colegas sino proponiéndoselo a otros conductores infractores, quienes a su vez aceptan y multiplican el comportamiento. Así es que no te quejes de los problemas de integridad de la policía, si con tus comportamientos le das de comer a la corrupción.
O supón por ejemplo, que confeccionas uniformes para empresas y pasas una cotización al encargado de compras de la alcaldía de tu ciudad. Este te dice que le gusta tu propuesta, pero quiere saber cuánto ganará él si te asigna el contrato. Bueno, pues tú echas números y encuentras que el margen sobre lo que vendas es del 30% y no ves problema compartiéndole un 10% sobre el contrato. El encargado sonríe y te da el negocio. Ambos ganan y todo muy bien, ¿no?
¡Pues no! resulta que ese empleado público asciende con los años ya acostumbrado a cobrar comisiones en contratos cada vez más grandes. Algunos de sus colegas se dan cuenta de lo bien que le va y empiezan hacerlo también, cobrando más y más porcentajes en la contratación con privados, hasta corromper todas las instituciones públicas de la ciudad, haciendo que ofertar con ellas sea casi imposible, pues los costos de lograr ganar un contrato son muy elevados, haciendo que a la larga, tú pierdas oportunidades para hacer más negocios pero de forma lícita y correcta.
Si eres de los que pagan comisiones para que te asignen contratos, no te quejes de los escándalos de corrupción en el estado, ni de la malversación de recursos en manos de terceros.
¿Ves cómo pequeños acto de corrupción pueden multiplicarse y afectar a una empresa, a una institución pública y al estado? Esto quiere decir que la corrupción no nace necesariamente en el seno de la clase política o las esferas de poder, nace en tu comportamiento y en el mío, a través de lo que les enseñamos a nuestros hijos, lo que hacemos en nuestra vida diaria y lo que promovemos en la sociedad.
Vacunas contra la corrupción
Ahora bien. Si la causa de la corrupción de nuestros países es nuestro comportamiento individual, ¿Qué podemos hacer?
Lo primero que creo debemos hacer es basar nuestra vida en los principios y valores correctos. Si hoy pasa lo que pasa, es porque en casa no nos enseñaron ni nos exigieron a actuar conforme a estos.
Recuerdo que en mi secundaria habían materias de relleno, es decir materias a las que no se les prestaba mayor importancia y donde la exigencia era mínima como religión y ética, así como en la universidad vi una materia rarísima entonces para mí llamada ética profesional.
En ese entonces como estudiante, no lograba entender porque estas materias estaban en el programa de estudios ni porqué eran importantes para mi vida personal y profesional.
Pues con los años me di cuenta que para tener una mejor sociedad definitivamente necesitamos aprender y sobre todo aplicar la ética y la moral.
La ética es la rama de la filosofía que estudia la conducta humana y la moral es el conjunto de normas, creencias y valores que nos llevan diferenciar claramente lo que es correcto de lo es incorrecto.
Así, la ética nos ayuda a analizar un comportamiento humano, como por ejemplo la costumbre que tiene un grupo de compañeros de oficina a holgazanear en horario de trabajo y la moral nos ayuda a distinguir si ese comportamiento es correcto o no, ayudándonos a decidir cómo vamos actuar frente a ese comportamiento.
La buena noticia es que sin importar nuestra edad, escolaridad, o estrato social, todos nacimos con la capacidad de aprender a diferenciar lo bueno de lo malo, a través de tres fuentes: la enseñanza de nuestros padres, la educación formal y la ayuda que nos brinda nuestra propia conciencia.
La primera de ellas es la educación que recibimos en casa a través de nuestros padres y figuras de autoridad en casa. Esto quiere decir que si eres padre, hermano mayor, tío o abuelo tienes la inmensa responsabilidad de transmitir los principios éticos y morales a las siguientes generaciones, enseñando con tu ejemplo y corrigiendo con firmeza y amor cuando sea necesario. bién lo dice un conocido proverbio: “Corrige a tu hijo mientras haya esperanza”
Quienes recibimos corrección de niños vivimos agradecidos de grandes con nuestros padres, porque nos ayudaron a ser hombres y mujeres de bien. Si queremos acabar con la corrupción, empecemos por formar los principios correctos en nuestros hijos.
La segunda fuente donde podemos aprender de ética y moral la encontramos en la educación formal recibida en la escuela y la universidad y en el estudio de libros especializados en la materia, entre ellos, textos de filosofía, antropología y si te interesa, las escrituras.
En lo personal, he encontrado en las escrituras la mejor fuente práctica de principios éticos y morales, que me han ayudado a cambiar mi forma de actuar en cada área de mi vida.
Y la tercera fuente donde podemos aprender estos valiosos principios éticos y morales residen en nuestra propia conciencia. ¡Si!
Mira, si en casa no recibiste la instrucción adecuada, si en tu colegio o universidad nunca te enseñaron de ética ni de moral, te queda tu conciencia, que es esa capacidad innata que todos tenemos para discernir lo bueno de lo malo.
Mira, no sé si creas en Dios, pero creo que esa conciencia la puso Dios en la mente del hombre para que evolucionara en sociedad. Si no eres creyente, No puedes negar que la conciencia si te avisa cuando no estás obrando bien.
Y la prueba de ello es la siguiente: ¿Por qué nos ponemos nerviosos cuando le mentimos a un cliente? ¿Por qué sentimos temor o vergüenza cuando hemos hecho trampa en un juego? Porque cuando estamos obrando incorrectamente nuestra conciencia nos hace sentir mal. Así es que mi recomendación es que escuches la voz de tu conciencia, en todos los actos de tu vida.
Para concluir
Entonces, si queremos acabar con la corrupción, queremos que nuestros impuestos sean bien utilizados, queremos tener una sociedad más justa y próspera, empecemos cambiando nosotros mismos.
Y así como la corrupción se puede hacer viral, la integridad también. Así, si eres una persona que no ofrece sobornos a un agente de tránsito, no lo tentarás hacer lo incorrecto, sino que lo motivarás hacer bien su trabajo; si tienes un jefe que no quiere pagar impuestos, en lugar de sugerirle maquillar los estados financieros, puedes recordarle la importancia de obrar con transparencia y evitarle a la empresa pagar futuras multas o aún tener problemas con la justicia; Si eres un empresario de la confección que no paga comisiones para ganar contratos, vas a desestimular el cobro de sobornos por parte de funcionarios del estado, obligando a los mismos a obrar correctamente.
Y por favor: Recuerda la responsabilidad que tienes con tus propios hijos, las nuevas generaciones y las personas que te rodean, quienes aprenden más de lo que ven que lo que les dices, llevándolos a obrar conforme tu obras.
Así podremos cortar con la corrupción en el presente y sobre todo en el futuro. La mejor forma de liderar es con el ejemplo.
Entonces, ¿Aceptas el reto de ser un agente de cambio? actúa con integridad en todos los actos de tu vida, porque siempre habrán ojos que te estén mirando. Si quieres escuchar el episodio podcast de este artículo da clic a continuación:
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