¿Trabajar para vivir o vivir para trabajar? Una reflexión que todos deberíamos hacernos en la vida. Háztela aquí, en Consejo Financiero!
Te cuento que a finales de Noviembre y principios de Diciembre del año pasado tuvimos la oportunidad de visitar Chicago y Nueva York, en una travesía que duró unos 17 días. Éste era un viaje que llevábamos planeando dos años con mi esposa, hasta que pudimos ahorrar el dinero suficiente, se dieron las condiciones y pudimos viajar.
Quizás mas adelante haga un post contándote las experiencias de este maravilloso viaje, pero lo que quiero traer a colación es algo que nos llamó la atención y fue entorno al comportamiento de las personas que viven allá, y estoy hablando de latinos, asiáticos y por su puesto americanos y es el frenético ritmo laboral con el que se vive en este país, en el que la gente tiene dos y hasta tres empleos trabajando no sólo entre semana, sino Sábados, Domingos y días festivos, en todo tipo de horarios, ya sea de día o de noche.
Y te lo cuento porque tuvimos la oportunidad de hablar con muchas personas de diferentes nacionalidades que trabajan conduciendo Uber, con Meseros, con personas que trabajan en la industria turística y con un par de amigas Colombianas de mi esposa que ahora viven y trabajan allá.
Hablando con una de ellas que lleva un poquito más de 6 meses nos decía “Aquí la gente no tiene tiempo para nada, sólo para trabajar” cuando le preguntábamos si estaba asistiendo a una iglesia desde que llegó a los Estados Unidos.
Y esta realidad la pudimos constatar cuando precisamente visitamos dos maravillosas iglesias en nuestro viaje: Willow Creek en Chicago y Hillsong en Nueva York, donde nos enteramos que uno de los principales obstáculos para que la gente vaya a las iglesias los fines de semana es el trabajo.
Creo que como latinos, en algún momento hemos soñado con cumplir el Sueño Americano: Llegar a esa nación llena de oportunidades y prosperar, sin importar nuestra clase social o las circunstancias que nos hayan llevado allí.
Bueno, pues no sé si cumplir el sueño Americano sea la explicación del comportamiento de la gente, pero te cuento que conforme fueron pasando los días y pudimos conversar con muchas más personas, descubrimos que su principal objetivo es trabajar tanto como les dé el tiempo para tener un carro nuevo, imagínate, para vivir bien, para poder pagar la renta y sus deudas y unos pocos, más visionarios, para comprarse una casa, que por cierto es un sueño casi que imposible para la mayoría.
Pero lo que más nos impactó, fue ver en estos hombres y mujeres personas tristes y sobre todo cansadas, seguramente de estar corriendo en ese frenético ritmo de vida de Domingo a Domingo, lo que me llevó a pensar en que si verdaderamente el sueño americano es trabajar de sol a sol para vivir una vida de consumismo, deudas e infelicidad, pues ya no me pareció tan chévere.
Imaginate que en Chicago, la primera ciudad que visitamos, nos quedamos en un Airbnb, una casa antigua de tres niveles ubicada en los suburbios de la ciudad, donde conocimos a nuestra anfitriona que vamos a llamar por temas de confidencialidad Ximena.
Ximena es una Ecuatoriana quien parece ser llegó a los Estados Unidos hace más de 15 a 20 años, quien vive en uno de las pisos del lugar con su familia.
No tenemos claro si era la propietaria ó sólo la administradora de la casa, pero además de ser nuestra host, nos enteramos que tenía otro trabajo que la consumía el resto del tiempo. De hecho, solo la pudimos ver el día que llegamos, porque durante el resto de nuestra estancia nuestro contacto con ella fue a través de la aplicación.
El caso es que el día que la conocimos vimos eso que te acabo de mencionar: Una mujer absolutamente agotada y triste, una persona que ya había perdido casí toda esa chispa latina que nos caracteriza, quien con limitadas fuerzas apenas si nos dio la bienvenida y solucionó todas nuestras peticiones.
No se cual sea tu situación, pero quizás en este momento estés pensando mmm bueno, pues yo preferiría cambiar mi situación por la de Ximena, quien vive en una nación llena de oportunidades, donde quizás ya tiene su casa, trabajo de sobra y hasta un muy buen carro para conducir.
Y así es. Quizás Ximena o cualquier persona que llegue a ese país pueda lograr eso y muchas más cosas, pero ¿a qué costo? ¿acaso sacrificando tiempo de calidad con su familia? ¿acaso durmiendo tan sólo unas horas? ¿acaso sacrificando su salud física y mental?
Pensando en ello, será que Ximena y muchos de los que viven allí ¿trabajan para vivir el sueño americano o realmente están viviendo sólo para trabajar? Por eso he traído este tema.
Independiente de que vivas en los Estados Unidos o no, quiero que este episodio te ayude a reflexionar en que lado estás: En el lado de los que el trabajo es una parte de su vida o el lado de los que el trabajo es todo en su vida. ¿Me acompañas?
Reflexiones de trabajar para vivir ó vivir para trabajar…
Bien. para empezar, quiero contarte que la frase que nos ocupa en este post, es decir, vivir para trabajar o trabajar para vivir, es una frase que nos enseña que el verdadero significado del trabajo, es que aunque éste, constituye una parte importante de nuestra vida, no es más importante que la vida misma.
Esto quiere decir, que nuestra motivación al trabajar debe ser por supuesto contribuir con nuestros talentos y preparación a la sociedad y recibir una compensación económica por ello, pero atención: sin que el trabajo llegue a ser más importante para quien verdaderamente deberíamos hacerlo: nuestra familia y mucho menos a expensas de nuestra salud física, emocional y espiritual.
Y este es precisamente el lío, cuando se invierten los valores y ya no trabajamos para disfrutar de una vida equilibrada sino que rendimos nuestra vida al trabajo. ¿Ves la diferencia?
Mira, hay mucha gente que tristemente pasa la mayoría de su tiempo trabajando y son exitosos en lo que hacen, pero pierden a su conyugue e hijos porque nunca estuvieron en casa y terminan sus años solos, quizás con dinero, pero con su salud deteriorada, porque tampoco tuvieron tiempo de ocuparse de ésta. ¿no te parece triste?
Como te lo he contado en varios episodios de mi podcast , hace más de 10 años hice una carrera exitosa en una entidad financiera. Te confieso que en ese entonces mi sueño era ascender por esa escalera corporativa y llegar algún día a trabajar en la sede principal de esa entidad financiera en Nueva York.
Pues te cuento que para lograrlo, volqué todos mis esfuerzos físicos y mentales y emocionales para lograr ese objetivo, llegando muy temprano en la mañana y saliendo bastante tarde, trabajando casi todos los Sábados y hasta algunos días festivos. Recuerdo que en dos oportunidades fui incapacitado por que el estrés del trabajo me bajó las defensas. En otras palabras, me había convertido en una persona que vivía prácticamente para trabajar. 🙁
Bueno, pues le doy gracias a Dios porque movió sus fichas y frustó inesperada y tajantemente mis ambiciosos planes corporativos sacándome de ese agobiante trabajo, situación que me llevó a darme cuenta que no valía la pena seguir viviendo así, sacrificando tiempo valioso de mi vida a expensas de simplemente un trabajo.
Y eso me hizo recordar una famosa reflexión de Stephen Covey que había leído años antes y es esta:
“Mucha gente se pasa toda la vida escalando por la escalera del éxito para llegar hasta arriba, para encontrar al final de que dicha escalera estaba apoyada en la pared equivocada”.
Lo que me recordó esta frase es que podemos caer en la trampa de gastar nuestra vida en objetivos falsos, llámese éxito profesional, ego, montones de dinero, placeres y encontrar al final que ninguna de estas cosas nos dan una felicidad real. ¿De que vale vivir para tener una exitosa carrera profesional y abundancia económica si al final no tendremos una familia o nuestra salud para disfrutarla?
Después de esto, rechacé dos muy buenas pero absorbentes ofertas laborales como director de ventas, pues renuncié a mi aspiración de subir nuevamente a esa escalera del éxito, para tener vida mucho más tranquila en un nuevo trabajo donde pudiera tener un sano equilibrio entre mi vida personal y laboral, que me diera la posibilidad de disfrutar mucho más a mi familia y poder dedicarle tiempo a otras áreas igualmente importantes de mi vida, como la de construir relaciones con verdaderos amigos, cuidar mi salud y crecer en mi vida espiritual.
Recientemente hablé con un cliente quien tiene un importante cargo en la industria farmacéutica en la que gana muchísimo dinero. Cuando nos entrevistamos me dijo que planeaba trabajar uno a máximo dos años más en dicha compañía y regresarse a su tierra natal, ponerse unos jeans y retomar el negocio artesanal de fabricación de sombreros de sus padres y tomarse la vida con mucha más calma, para disfrutar de sus padres y de su familia.
Bueno, pues ante tal decisión, le pregunté porque quería hacer un cambio tan abrupto y lo que me dijo fue lo siguiente: “Fernando, estoy aburrido del afán que se vive en esta ciudad donde ya casi no me veo con mi esposa ni mi hija… mira, prefiero tener una vida más tranquila, disfrutar a mi familia y regresar hacer las cosas que más me gustan…”
Quizás puedas llegar a preguntarte ¿como una persona como mi cliente decide cambiar su profesión, dos maestrías, un salario que quizás se lo gana el 2% de la población de mayores ingresos en mi país, por una vida en una pequeña ciudad, casi rural, abandonando su profesión y dedicarse a fabricar sombreros? Quizás una persona quien ha tomado la decisión de trabajar para vivir, no vivir para trabajar.
Ahora bien. Después de todo este análisis, puedas decirme “Fernando, definitivamente eso que dices no es conmigo. lo más importante en mi vida es mi familia y todo los sacrificios que hago es por ella. Yo no soy de esas personas que dedican su vida sólo para trabajar.
Bueno, pero sólo para estar seguros, quisiera invitarte hacer el siguiente test que te puede ayudar a confirmar si verdaderamente eres una persona equilibrada, que trabaja para vivir o para descubrir que si eres de esas personas Workoholicas, quienes sólo viven para trabajar:
Pregunta # 1: De las 168 horas que tiene la semana ¿Qué porcentaje de ellas lo dedicas a tu familia? ¿Qué porcentaje de ese tiempo lo dedicas para ti haciendo ejercicio o cosas diferentes al trabajo, como leer un buen libro, ir a un spa o aprender algo nuevo?
Pregunta # 2: De las horas que te dedicas a ti o a tu familia ¿lo haces desconectándote totalmente de tu trabajo o permanentemente estás viendo tu celular?
Pregunta # 3: De los eventos sociales o familiares en los que te encuentras involucrado, ¿a cuantos asistes regularmente?
Pregunta # 4: Si eres padre, ¿conoces los nombres de los mejores amigos de tus hijos? ¿Conoces en profundidad sus sueños, aspiraciones o problemas? ¿Qué tanta confianza te tienen tus hijos? o si eres esposo, ¿con cuanto calificarías la relación que llevas con tu conyugue?
Pregunta # 5: ¿Cuál es tu principal tema de conversación cuando no estás en el trabajo?
Pregunta # 6: ¿Cuántas horas trabajas a la semana?
Pregunta # 7: ¿Hace cuanto fueron tus últimas vacaciones? ¿Con quién las disfrutaste? ¿Llegaste a trabajar en ellas?
Pregunta # 8: ¿vives preocupado, irritable, te has enfermado o no duermes bien por causa del trabajo?
Pregunta # 9: Dónde encuentras mayor felicidad: ¿estando en casa o realmente estando en el trabajo?
Y Pregunta # 10: Si le pidieran a tu familia que te calificaran como padre, esposo, hijo o hermano, con cuanto crees que te calificarían?
Estas son algunas preguntas que te pueden ayudar a descubrir si trabajas para vivir o realmente vives para trabajar. La única condición para que funcione el test es que contestes con sinceridad.
¿Y porque es tan importante ser sinceros? Porque las consecuencias de rendir nuestra vida sólo a trabajar pueden ser desastrosas.
¿Por qué creo que hoy los jóvenes se suicidan? Porque tienen papás ausentes, que aunque les dan una casa grande para vivir, la mejor ropa, los mejores viajes y lujos, no están en casa para entenderlos, formarlos y reafirmarlos emocionalmente. Recuerda que proveer no sólo es dar cosas materiales.
¿Por qué creo que los matrimonios se acaban? Porque uno o los dos le dan más importancia a sus carreras o ambiciones económicas, que a su relación.
¿Por qué creo que con el paso de los años se levantan frías barreras entre padres e hijos? Porque los padres no dedicaron tiempo de calidad para construir relaciones profundas y significativas con ellos. No se puede obtener algo que no se sembró antes.
Muy bien. hasta ahora hemos analizado que significa la frase Vivir para trabajar o trabajar para vivir, algunas preguntas para que puedas descubrir cual es la verdadera prioridad en tu vida y las eventuales consecuencias de darle más importancia al trabajo.
Ahora: ¿que deberías hacer si has descubierto que el trabajo se ha vuelto el todo en tu vida?
Bueno, pues el primer paso es reconocerlo. Si te has dado cuenta que has descuidado a los que amas incluyéndote a ti mismo y eres consciente de las consecuencias que esto puede traer en el futuro, has empezado con pie derecho.
Pero no basta con que te debes quedes sólo ahí. Por eso, en segundo lugar, el siguiente paso que deberías tomar es tomar decisiones. ¿Cómo cuales? Si por ejemplo tienes un trabajo absorbente, quizás sea el momento para cambiarlo por un trabajo con menos ingresos, pero menos demandante, si quizás tienes un emprendimiento que cada día demanda más tiempo, este puede ser el momento de empezar a delegar, Si quizás estás involucrado en una cantidad cada vez más numerosa de proyectos u ocupaciones, quizás sea el momento de empezar a dejar uno o varios de ellos o simplemente empezar a decir que no a nuevas propuestas, que te permitan dedicar más tiempo a lo más importa en tu vida.
Mira, ¿Por qué esperar a que tus hijos tengan una crisis, te llegue una notificación de divorcio, tu médico te ponga a escoger entre tu vida o tu trabajo o que cualquier situación extrema te obligue a tomar decisiones?
No te estoy queriendo decir con este post que te olvides de tus responsabilidades ni trabajar, no señor, ni mucho menos dejar de aspirar a tener un mejor futuro financiero. No. Lo que quiero es que te puedas realizar profesional y financieramente, pero sin perder de vista lo más importante en tu vida: tu familia, así como tu salud física, emocional y espiritual.
Para concluir…
En la vida podremos llegar a tener muy buenos trabajos y ganar mucho dinero, pero a larga lo más importante será con quién podamos disfrutarlo y el estado en que podamos hacerlo. Eso es a lo que yo llamo una prosperidad sólida y duradera. Un sano equilibrio entre riqueza financiera y riqueza relacional, física y espiritual.
Para finalizar este post te dejo con este proverbio que considero resume todo este episodio y está en Proverbios 23:4 que dice:
“No te desgastes tratando de hacerte rico. Sé los suficientemente sabio para saber cuándo detenerte”
Si quieres escuchar el episodio podcast de este post da clic a continuación:
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